Recuerdos
Actualmente estoy residiendo en el mismo piso donde estuvieron viviendo mis abuelos paternos. No ha sido cuestión de herencia o algo similar, simplemente mi padre tuvo la oportunidad de volver a vivir en la casa donde creció y aprovechó la ocasión. Entiendo su nostalgia, pero, además, a su favor, he de decir que la casa, en lo que a la distribución respecta, está bastante completa. Cumple a la perfección todas las necesidades: habitaciones con espacio suficiente, dos baños, un tremendo balcón… Asimismo, ya no solo es la casa en sí, es el entorno. Como bien comentó Peter Zumthor, la atmosfera arquitectónica que te rodea influye mucho en tu comodidad y, por ello, creo que mi padre vino buscando eso, esa sensación de agrado en el lugar donde vas a pasar gran parte de tu vida. Tenemos el rio de Valencia a la izquierda y un espectacular parque a la derecha, entre edificios hay plazas de aproximadamente 30m de anchas, un hospital a tiro de piedra, cuatro comercios locales, una farmacia, una papelería y dos supermercados a menos de 200m.
Con este pensamiento, concluyo que uno siempre vuelve donde fue feliz, o al menos a una aproximación. A la hora de buscar una vivienda, lo que realmente se busca, en vez de unos aspectos arquitectónicos simples como un número de habitaciones o una cocina americana, es el retomar ese recuerdo de sensación con la que te sentías cómodo. Si hace 20 años –por poner un ejemplo- te sentías agraciado con una característica edificatoria en concreto, vas a ponerlo como prioridad, vas a querer volver a tenerlo próximo a ti.